PANDURU: Repostería circular contra el desperdicio alimentario

Reintroducimos en la cadena alimentaria el pan que no se vende en el día y que conserva todo su valor nutricional, elaborando galletas y postres. Nuestro objetivo principal es contribuir a reducir el desperdicio alimentario, a la vez que ponemos en valor el pan como un alimento fundamental y dinamizamos la economía local.

En Panduru insistimos en que nosotras “no inventamos nada”. La cultura del aprovechamiento en la cocina estaba muy extendida en generaciones anteriores. Fundamentalmente las mujeres, encargadas tradicionalmente de las labores del hogar, han reutilizado las sobras de comida y el pan duro para elaborar deliciosas recetas: croquetas, torrijas, etc.

Ellas fueron nuestra inspiración. Nuestra iniciativa pretende visibilizar su trabajo y traerlo a la actualidad, generando una actividad económica que responde a la necesidad de reducir el desperdicio alimentario como vía para frenar el cambio climático.

Partiendo de la calidad del producto, y en función de la receta, usamos el pan tostado, rallado o simplemente triturado. Lo incorporamos a nuestras elaboraciones como un ingrediente más, que aporta sabor, textura y nutrientes.

Nuestras principales elaboraciones son las galletas, en las que sustituimos la harina por el pan. Por ahora, tenemos tres referencias en el mercado. Pandurines, las más clásicas, de mantequilla con aroma de limón. Carboneres, a las que además del pan, añadimos harina de castaña y cacao. Y Nozalines, una pasta fina de nata y nuez.

Sin embargo, en Panduru innovamos constantemente, y hacemos otro tipo de elaboraciones: tartaleta de queso asturiano Afuega’l pitu, a la que incorporamos el pan; tarta de picatosta o torrija con almíbar de sidra; y para las fechas navideñas, turrón salado de pan tostado.

Si algo hemos aprendido en el proceso de diseño de Panduru, es que el pan está más que validado como ingrediente y que no solo podemos aprovecharlo en las recetas más tradicionales. También lo podemos incorporar en aquellas que no lo llevan o probar a sustituir la harina por el pan en cualquier receta. El límite está en nuestra creatividad.